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Detrás del telón: los tomadores de decisión en el incidente de la Corbeta Caldas

Detrás del telón: los tomadores de decisión en el incidente de la Corbeta Caldas Detrás del telón: los tomadores de decisión en el incidente de la Corbeta Caldas

Autoras: Andrea Valentina Salazar y María Paula Fonseca
Estudiantes de Relaciones Internacionales e integrantes del Semillero APECO - Universidad del Rosario
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Detrás del telón: los tomadores de decisión en el incidente de la Corbeta Caldas
¿Quiénes fueron los responsables de evitar un conflicto bélico entre Colombia y Venezuela a causa del diferendo marítimo por la zona en disputa?
Autoras: Andrea Valentina Salazar y María Paula Fonseca, estudiantes de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario

Este escrito preliminar hace parte del trabajo del Semillero de Investigación APECO de la Universidad del Rosario dentro de su línea de investigación “El incidente de la Corbeta Caldas”. Entender las posibles motivaciones de los actores involucrados en la toma de decisión y elaborar un análisis de sus trayectorias personales y profesionales permite dar un paso adelante en nuestra investigación.

El incidente de la Corbeta Caldas fue el punto más cercano a desatar un conflicto bélico entre Colombia y Venezuela debido a la inexistencia de un acuerdo mutuo sobre la delimitación del golfo compartido por ambas naciones. El 14 de julio de 1987, en un patrullaje cotidiano, un buque colombiano se encontró con algunos pesqueros venezolanos a los que se les solicitó abandonaran la zona. En los días siguientes, otro episodio similar tuvo lugar. Para el 9 de agosto, la corbeta Caldas se encontró esta vez con una embarcación militar del país vecino: la cañonera Libertad (Semana, 2004). Posterior al encuentro de esta embarcación venezolana,  diversos encuentros hostiles tuvieron lugar entre embarcaciones oficiales colombianas y venezolanas debido a que ambos cuerpos militares argumentaban estar transitando en aguas jurisdiccionales. Después de un clima agitado en el despacho del presidente Virgilio Barco, la decisión del gobierno fue la retirada de la corbeta Independiente del territorio en disputa el 17 de agosto, luego de un despliegue de tropas venezolanas en la frontera, diluyendo de esa manera el clima tensionante que se había gestado por la presencia de embarcaciones militares.

En este documento se busca hacer una aproximación de los tomadores de decisión sobre la política exterior colombiana en los momentos concernientes a este altercado, lo cual permitiría entender las posibles motivaciones de cada uno de ellos. Para lograr esto, se hará un análisis de sus trayectorias políticas, diplomáticas y militares y del incidente presentado a la luz de la teoría de la disuasión y la defensa.

Más de un siglo de negociaciones
Para comenzar, es importante resaltar la larga historia de negociaciones que ambas naciones han intentado llevar a cabo con el fin de acordar una delimitación limítrofe del golfo. En primer lugar, a través de la figura de uti possidetis iuris se establecieron los límites de las nuevas naciones que surgieron después de la Independencia. Con la separación de la Capitanía General de Venezuela comenzaron los diferendos. Como consecuencia de imprecisiones geográficas, se da el primer intento de negociación en 1833 que tuvo como resultado el Tratado Pombo-Michelena. Sin embargo, este no entró en vigencia. A partir de esta fecha se han realizado otros intentos de negociación como el Laudo español de 1891, y el Tratado Suárez-Unda de 1894. Más de un siglo de negociaciones no tuvo como resultado un acuerdo entre ambas naciones, es por esto que para 1987 la delimitación del golfo aún no era clara y el episodio que se presentó dejó en claro que la soberanía sobre esta zona marítima era de suma importancia para ambos Estados, lo cual se demostraba a través de los constantes patrullajes en la zona que se tornaron tensionantes como consecuencia de la presencia militar.

La teoría de la disuasión en medio del diferendo
Para Snyder, la disuasión “means discouraging the enemy from taking military action by posing for him a prospect of cost and risk outweighing his prospective gain” (Snyder, 1961). En este caso, la movilización de la cañonera Libertad por parte del gobierno venezolano dejaba un mensaje claro al bando colombiano: la posibilidad de un enfrentamiento bélico por el dominio de la zona. La posición venezolana tenía como fin disuadir al gobierno colombiano de llevar sus fuerzas armadas a la frontera y a la zona en disputa con el fin de reclamar su dominio sobre el territorio marítimo. Para ese entonces, con respecto a la situación militar de ambos Estados, Morales afirma que :
“Venezuela contaba a la fecha con un escuadrón de aviones F-16 Norteamericanos recién comprados, mientras Colombia a duras penas disponía de aviones Mirage M-5 de la década del 70. Igualmente Venezuela históricamente ha poseído un número importante de carros de combate que le permitirían invadir con relativa facilidad la península de la Guajira” (Morales, 2010)
A la clara desventaja militar por parte de Colombia se sumaron distintos movimientos de la Armada venezolana como la movilización de distintos aviones de su Fuerza Aérea con el fin de afianzar su posición.

El presidente
Desde el comienzo del gobierno del presidente Virgilio Barco se resaltó la necesidad de continuar con la tradición colombiana de apego al derecho internacional y de solución pacífica de los conflictos. En su discurso de posesión, Barco dejó clara su posición frente al diferendo:
“La primera obligación de un gobernante es la de mantener la integridad del territorio y defender la soberanía. Colombia no ha sido un país expansionista. Colombia ha solucionado siempre sus litigios internacionales por las vías del entendimiento (...). Su tradición es la de apoyo a las organizaciones internacionales y la de acatamiento al derecho que regula la vida de las naciones”

Además, mencionó la manera en que la política exterior de su gobierno iba a llevarse a cabo teniendo en cuenta que esta “ha sido la de mantener relaciones amistosas con todos los países, eso sí, dentro del respeto mutuo a la dignidad, la independencia y la soberanía”. Esta posición de solucionar los conflictos por la vía pacífica y alinearse con el derecho internacional es entendida desde su recia personalidad, además de procurar una solución siempre por el camino democrático, evitando cualquier tipo de medida represiva (Caballero, 2017).

Virgilio Barco nació en Cúcuta, Norte de Santander, el 17 de septiembre de 1921. Comenzó sus estudios de ingeniería civil en la Universidad Nacional de Colombia y los continuó en el Massachusetts Institute of Technology. Cuando regresó a Colombia ejerció el cargo de Secretario de Obras Públicas y Hacienda y fue Secretario General del Ministerio de Comunicaciones. Se desempeñó como Concejal de Cúcuta y miembro de la Cámara de Representantes. Fue Senador, Ministro de Obras Públicas,  Ministro de Agricultura y alcalde de Bogotá.

Por otro lado, se abalanza a la carrera diplomática al ser designado Embajador de Colombia en Gran Bretaña. Además, se le asigna la Embajada en Estados Unidos. Todo este conjunto de elementos gestó un perfil preparado para el cargo presidencial, con experiencia en cargos públicos, capacidad de gestión y buen administrador. Además de sus competencias profesionales, se resalta en Barco una férrea posición de hacer su trabajo de la mejor manera posible y una firme opinión cuando tomaba partido frente alguna situación luego de un momento de reflexión y análisis.

La personalidad del presidente Barco fue determinante en la mesa de decisión, ejemplo de ello es la frase que pronunció en una de las reuniones: “No podré nunca tomar una decisión que implique la pérdida de vida de los colombianos” (Londoño, 2019). Esto deja en evidencia que el gobierno colombiano tenía pleno conocimiento de que se encontraba en una condición de desventaja frente a Venezuela. Esta posición, apoyada por el Ministro Londoño, responde a una disuasión efectiva del gobierno venezolano puesto que Colombia evalúa unos costos mayores frente a unos posibles beneficios insuficientes. A pesar de ello, el retiro de la Corbeta era una decisión que enviaba un claro mensaje de debilidad estatal y de la estructura de defensa.

El Ministro de Defensa
En contraste con la posición pacifista de Barco, el General Samudio apoyaba una respuesta militar ante la ofensiva venezolana aún conociendo la capacidad armamentista del país vecino y la clara diferencia con la nacional. Esta medida nacionalista de defender la soberanía estatal estaba basada en una narrativa de fuerza del órgano militar, donde retirar la Corbeta dejaba a la institución como un órgano débil ante los ataques vecinos. La decisión está enmarcada en una medida defensiva puesto que procura una forma de mitigar los daños de lo que él consideraba un ataque inminente por medio del despliegue de tropas y embarcaciones que contengan una ofensiva del otro Estado.

El general Rafael Samudio Molina nació en la ciudad de Bucaramanga e ingresó a la Escuela Militar de Cadetes. Comenzó a desempeñar el cargo de instructor invitado  en la  Escuela de las Américas Fort Guilick en Panamá. Ascendió a brigadier general y fue nombrado director de la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova. Fue designado procurador delegado para las Fuerzas Militares y asciende al cargo de comandante del Ejército, donde meses después fue promovido a general de tres soles.

Samudio presentaba una personalidad imponente y fuerte, además de un claro respeto y orgullo por la organización militar, muestra de ello es la determinación con la que prioriza la seguridad estatal: "En estos momentos no importa mi estado de salud, ni mi vida, ni la vida de ninguno de los miembros de las Fuerzas Armadas. Lo que interesa es la fortaleza, el ánimo y la decisión de seguir combatiendo a la subversión" (Semana, 1993). Mientras otros miembros del ejército como el general Oscar Botero y el almirante Grau advertían de la falta de capacidad para responder a las fuerzas venezolanas, la insuficiencia de equipos de artillería y la falta de capacidad de resistencia en combate, Samudio insistía en que “a pesar de que ellos tienen una evidente superioridad naval y aérea, nuestros soldados tienen una moral alta para enfrentar la guerra” (Semana, 2004). Cuando el presidente Barco ordenó el retiro de la corbeta, Samudio expresó su insatisfacción frente a la decisión:
“ -Señor Presidente, esta es una decisión delicada... claro que la acatamos pero quiero decirle que no voy a dar esa instrucción de manera directa porque el día de mañana la historia juzgará estos hechos-”  (Semana, 2004)
Además, pidió específicamente que se dejara constancia de que el retiro de la corbeta había sido ordenado por el presidente.

El Ministro de Relaciones Exteriores
Por otro lado, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Julio Londoño Paredes, estaba cercano a la posición de Barco. Durante la reunión, demostró saber “del riesgo de una inminente confrontación bélica que habría dejado huellas para siempre” (Londoño, 2016). Algunos creen que su nombramiento como canciller no fue en vano puesto que es experto en materia limítrofe y ha hecho parte de distintos momentos de negociación de tratados marítimos en Colombia y de la formulación de la hipótesis de Caraballeda. Esto podría deberse a que su padre, además de ser un militar reconocido, fue un gran académico que sentó las bases de la geopolítica en Colombia.

Perteneció al ejército de Colombia y fue designado Embajador de Colombia ante Panamá. Al ser integrante del órgano militar conocía las implicaciones de un enfrentamiento entre ambas naciones y las condiciones en las que se encontraba el ejército colombiano para responder ante alguna ofensiva, además su experiencia en relaciones diplomáticas le brindaba el discernimiento sobre las consecuencias en materia de política exterior.

En conclusión, los tomadores de decisión frente al caso de la corbeta Caldas se enfrentaron a la posibilidad de una confrontación bélica con el país vecino. En este caso, los distintos movimientos realizados por el gobierno venezolano y su ejército disuadieron al gobierno de Colombia de un enfrentamiento militar por el dominio de la zona. Barco, Londoño y los distintos mandos militares que se reunieron en la noche del 17 de agosto, a excepción del general Samudio, sabían de los altos costos que conllevaría una guerra con Venezuela y de la incapacidad de las Fuerzas Armadas colombianas para responder ante un ataque. Es posible afirmar que esta fue una de las razones más importantes a la hora de ordenar el retiro de la corbeta. La orden del presidente Barco no permitió el escalamiento de las hostilidades y evitó lo que pudo haber sido un lamentable enfrentamiento entre ambos países.

 

Bibliografía

Glenn Herald Snyder. (1961). Deterrence and Defense. Princeton University Press.

Gobierno de Virgilio Barco. (4 de enero de 2004). Semana. Recuperado de
https://www.semana.com/on-line/articulo/gobierno-virgilio-barco/62712-3.

Londoño Paredes, J. (5 de septiembre de 2016). Virgilio Barco, el valiente y último radical.
Semana. Recuperado de
https://www.semana.com/opinion/articulo/julio-londono-paredes-virgilio-barco-el-valiente-y-ultimo-radical/492531.

Londoño Paredes, J. (2019). Una mirada a la frontera. Recuperado de
https://www.listennotes.com/podcasts/una-mirada-a-la-frontera-urosarioradio-UAy_j3sv9lN/. (URosarioRadio, Entrevistador)

Morales Ortiz, A. (2010). Relaciones entre Colombia y Venezuela.Perspectivas de Conflicto y
Paz. Obtenido de INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE MONTERREY:
https://repositorio.tec.mx/ortec/bitstream/handle/11285/629291/33068001089237.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Se salvó de milagro. (1993, 22 de marzo) Semana. Recuperado de
https://www.semana.com/nacion/articulo/se-salvo-de-milagro/7138-3

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