El camino al infierno está lleno de buenas intenciones
El camino al infierno está lleno de buenas intenciones
Autora: María Valentina Díaz Orjuela
Estudiante de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia - Voluntaria RedIntercol
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Nada más lindo que dar ayuda sin esperar nada a cambio, el discurso del buen samaritano. Donar dinero a las empresas de benevolencia, dar comida a las personas en situación de indigencia, sentir lástima por los menos favorecidos, hacer el bien para ser bueno. Pero que tal si el otro lado no se siente igual de bien al recibir esta “ayuda” o este gesto de “gentileza”. Existen paradojas y problemas con respecto al humanitarismo y la comunicación humanitaria, por ejemplo donde el bien y el mal se transforman en víctima y victimario, o cuando se capitaliza el sufrimiento ajeno, y porque haya más visibilidad o se comunique más de un problema esto no significa que hay un balance de narrativas. Con un millar de ONG y de organizaciones humanitarias internacionales, con voluntarios tan famosos como Angelina Jolie y Selena Gómez, costosas cenas de beneficencia que se tornan en desfiles de moda, surge la pregunta: ¿Cómo hemos deshumanizado las campañas de ayuda humanitaria?
Lilie Chouliaraki define la comunicación humanitaria como “Las prácticas retóricas de actores transnacionales que se comprometen con reclamos éticos universales, como humanidad común o sociedad civil global, para movilizar acciones sobre el sufrimiento humano”. Las ONG y la sociedad civil son centrales para los esfuerzos humanitarios, estas dan un balance en el poder del estado, son la contra parte de la imposición y aseguran que el estado no esté controlado por intereses creados. Vigilan, sentencian, critican y dan soluciones a la comunidad internacional y/o a los estados. Sin embargo, ¿quién o que vigila a estas organizaciones? Es común ver imágenes de niños negros en estado de desnutrición sobre un terreno seco y baldío, incluso se puede agregar esta imagen en blanco y negro para darle un toque más desconsolador, todo con el objetivo de pedir ayuda por África.
Cuando se usa la imagen de una persona en un estado vulnerable o en sufrimiento con el fin de pedir ayuda por esta persona, las imágenes son siempre insuficientes e inadecuadas para facilitar la relación ética entre el 'yo' y el 'otro', ya que están enraizadas en 'regímenes de verdad' discursivos poscoloniales, que refuerzan las formas de orientalismo, y son condescendientes y deshumanizantes. El sociólogo Stanley Cohen habla sobre la sociología de la negación, este explica que estas imágenes solo contribuyen a descontextualizar su miseria y perpetuar una visión distorsionada del mundo en desarrollo como teatro de tragedias y desastres. La comunicación humanitaria se trata de obtener cuidado y compasión, pero a través de transacciones financieras.
En el artículo escrito por Simon Cottle y David Nolan “El humanitarismo global y el cambio en el campo de la ayuda y los medios de comunicación: Todo el mundo se muere por las imágenes" concluyen que la comunicación humanitaria se rige cada vez más por cuatro factores:
1) Marca organizacional
2) Incorporación de marketing corporativo para cumplir con los valores mediáticos
3) La regionalización y personalización de 'historias' humanitarias que se adhieren a los valores noticiosos de 'proximidad' local, nacional y cultural
4) Gestión de la reputación organizacional
¿Cómo las ONG se convirtieron en las narradoras del sufrimiento?
'Biafra' fue una de las guerras de independencia más sangrientas jamás libradas en África. Conmociona al mundo a fines de la década de 1960 porque es la primera vez que niños hambrientos aparecen en televisión. Estas fotos se difundieron a través de los principales medios de comunicación porque eran "cautivadoras" como noticias. Se acordó que tales fotografías del sufrimiento humano provocan respuestas emocionales viscerales que atrapan a la audiencia de inmediato y destilan los detalles, la historia y el contexto de una historia en una sola toma. Las imágenes e historias humanitarias de las organizaciones de la sociedad civil y las ONG se centran en imágenes que "tiran del corazón" en lugar de desafiar el intelecto.
Harold Lasswell dice que las audiencias son pasivas. La teoría señala que los destinatarios pasivos se ven inmediatamente afectados por los mensajes de los medios que se les inyectan directamente, sostiene que los creadores del contenido de los medios pueden manipular fácilmente a una audiencia prevista y moldear significativamente su conducta. Por otra parte, la teoría de la configuración de la agenda dice que los medios de comunicación no siempre tienen éxito en decirle a la audiencia como pensar, pero tienen bastante éxito en decir qué pensar, así lo establecen Maxwell McCombs y Donald L. Shaw. Estos dicen que cuanta más importancia le den los medios a un tema o evento, más importancia le otorgará el público. Al determinar los temas en los que se piensan, los medios y/o la comunicación de masas establecen las agendas y, en última instancia, dan forma a la toma de decisiones sobre cuestiones políticas y sociales.
Para dejar de ser corderos mansos se debe optar por buscar información, criticarla, debatirla y tal vez volver a aprenderla. Nancy Frasser habla de la política de la identidad y dice: "Los miembros de grupos mal reconocidos rechazan las imágenes [negativas] y están en favor de nuevas representaciones de sí mismos creadas por ellos mismos, desechando las identidades negativas internalizadas y uniéndose colectivamente para producir una cultura de autoafirmación propia que, afirmada públicamente, ganarse el respeto y la estima de la sociedad en general". En cuestiones de ayuda se debe empezar por sigo mismo, cuestionarse cómo ve al otro y cómo el otro lo ve a usted.
La comunicación humanitaria se pueden ver como una rama de la publicidad y del neuromarketing, ya que se cuenta una historia para pedir ayuda por el otro o visibilizar una problemática. Lisa Cron ve el storytelling de la siguiente manera "Cuando estás enganchado en una buena historia, no es algo arbitrario, no es simplemente placer por el placer. Es biológico, es químico, es un mecanismo de supervivencia", en cómo los humanos responden a las historias. Cron señala que el storytelling no es más que otro paso en la evolución de la humanidad y del neuromarketing. Es por ello que se debe tener consideraciones y componentes clave para contar historias completas y poderosas. Se comienza por establecer objetivos claros y tener una audiencia definida; se prosigue a usar datos y conocimientos de la audiencia en lugar de usar “la divina intuición”; luego es fundamental tener consentimiento para contar la historia (esto incluye darle voz a la hora de contarla); a continuación se debe facilitar la narración auténtica, construir y escuchar a los colaboradores; finalmente demostrar impacto positivo a los representados.
Para concluir, hay una diferencia abismal entre "Dar poder" y "Empoderar a otros". A menudo escuchamos a personas en el sector de las ONG decir que desean crear empoderamiento, como si el poder fuera un regalo que una persona puede otorgar a otra. Diseñar actividades de recopilación de contenido para empoderar a los contribuyentes de estas historias es lo correcto, pero debemos recordar que la única forma en que aquellos que comparten sus historias pueden tener un poder real es que se les facilite tener un papel activo para ayudar a decidir qué se cuenta la historia y cómo se cuenta. Hay gente en las fotos.