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La Información como Arma de Guerra: El Caso de Anonymous

La Información como Arma de Guerra: El Caso de Anonymous

Autora: María Andrea Hernández Zuluaga
Twitter:
@ma_hernandezz
Voluntaria RedIntercol, Universidad de los Andes
 

Los últimos meses han sido determinantes en la geopolítica mundial. De hecho, algunos analistas piensan que la crisis en Ucrania marcará un nuevo orden mundial en pleno siglo XXI. 



Tomado de: Ámbito Financiero

De acuerdo con Ramsbotham (1999), las negociaciones para la resolución de un conflicto deben darse cuando el contexto y las condiciones de las hostilidades lo permitan. En este momento, la guerra entre Rusia y Ucrania está en la etapa de escalamiento, pues cada vez se vuelve más intensa. Así, estamos en un momento del conflicto en donde existen choques de intereses entre ambos bandos, percepciones estereotipadas sobre el otro (el ‘enemigo’) y un comportamiento de contradicción -y no de cooperación- entre las partes. Entre más se intensifica este conflicto, hay menos espacio para dialogar y negociar, por lo que se piensa que la etapa ideal para negociar es en el des-escalamiento del conflicto, es decir, la disminución de intensidad.


 
Elaboración propia

Sin embargo, una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica. La guerra no es solo el buen uso de materiales militares y la adecuada implementación de la teoría política. La guerra es y siempre será, ante todo, una tragedia humana. Ante la aparición de refugiados, afectaciones de la salud mental y física, vulneración de los derechos de la niñez, separación de familias, entre muchos otros efectos del escalamiento de la guerra entre Rusia y Ucrania, los actores de la arena política internacional actúan a contra-reloj y bajo presión. Si bien intervienen los actores ‘tradicionales’ tales como los Estados, también aparecen nuevos actores en la contienda. La participación de estos nuevos actores bélicos ha hecho que las guerras del siglo XXI estén cambiando de tipología hacia las guerras digitales o guerras cibernéticas (Sánchez Medero, 2012). Analicemos entonces el caso de Anonymous, un actor que cada vez tiene más peso en el contexto de las guerras cibernéticas.

ANONYMOUS Y LA GUERRA CIBERNÉTICA

Según Sánchez Medero (2012), el ciberespacio es un campo de guerra ideal: permite hacer ataques a distancia, implica un menor costo -humano y financiero-, es difícil de contraatacar y “prácticamente puede ocasionar los mismos daños que cualquier acción bélica tradicional”. En los ciberataques, no se utiliza la violencia física como arma de guerra, sino la infiltración de sistemas informativos (Colle, 2000). Además, el ciberespacio permite que “los más pequeños puedan enfrentarse, incluso vencer y mostrarse superiores a los más grandes, con unos riesgos mínimos para ellos, sólo siendo necesario un ordenador y unos avanzados conocimientos informáticos” (Sánchez Medero, 2012, p126). Por lo tanto, un ataque cibernético puede ser adelantado por cualquier entidad estatal o no-estatal que cuente con los conocimientos informativos y un medio tecnológico.

Anonymous es una red internacional de ‘hackers’ -a veces calificados de activistas-, que actúan de manera descentralizada (Comesaña, 2017). Fuchs (2014) aclara que Anonymous es “impredecible, anárquica, dramática, ambigua y confusa que actúa de manera colectiva y fomenta la participación libre”. Lo anterior, junto con el hecho de que no existe ningún órgano de control sobre Anonymous para adelantar alguna rendición de cuentas o para hacerlo responsable de sus actos. El objetivo principal de esta organización es luchar contra la censura y el control informático que tienen ciertos grupos de poder, especialmente los Estados (Sánchez Medero, 2012). Así, este grupo ha llevado a cabo distintos ataques de distintas escalas. Estos ataques pueden tener distintas consecuencias: desestabilizar el orden público de un país, controlar hospitales y aeropuertos, radicalizar a las poblaciones, desestabilizar el orden político y económico mundial, atentar contra la ciberseguridad a nivel doméstico e internacional, ocasionar pánicos financieros, colapsar los sistemas de transporte y utilizar el ciberespionaje para destapar secretos de Estado, entre muchas otras acciones.


Tomado de: BBC Mundo

El 24 de febrero de 2022, Anonymous declaró la ‘guerra cibernética’ en contra de Rusia. A partir de esta declaración publicada vía Twitter, Anonymous ha manifestado tener la base de datos del Ministerio de Defensa ruso, ha publicado con anticipación algunos de los ataques planeados por el Gobierno ruso, ha interceptado las comunicaciones militares rusas y hackeado varios sitios web oficiales del gobierno ruso.


Tomado de: Twitter

Y entonces: ¿Qué pasa cuando estos conocimientos informáticos y los medios tecnológicos necesarios están en las manos equivocadas de personas y/o entes con intereses ilegítimos? Desde el punto de vista ético, político, diplomático y económico, no hay una respuesta clara, pero buscar consensos en torno a ella es urgente, pues en esto se basarán las guerras y conflictos a venir.  ¿Es la declaración de guerra de Anonymous a Rusia una movida estratégica o más bien un ataque contraproducente que interfiere con los esfuerzos de la comunidad internacional? Los ciberataques y la ciberguerra son fenómenos internacionales recientes que cada vez tienen más fuerza, pero ¿son estos una forma de activismo legítima o una conducta criminal? Es clara la complejidad del debate, pues es un fenómeno internacional cuya legitimidad depende del caso a caso. Esa complejidad se traduce en un marco jurídico internacional pobre, el cual contiene un sinnúmero de vacíos y, por lo tanto, inseguridad jurídica.

La ciberguerra ya no es un juego de ficción, ahora es nuestra realidad y cada actor que interviene debería actuar acorde a esto. Por eso, el Derecho Internacional debe empezar a preguntarse: ¿Cuál debe ser el precio de la información? ¿Quiénes pueden ser los productores y distribuidores de ésta y bajo qué circunstancias?

BIBLIOGRAFÍA

Sánchez Medero, G (2012). “La ciberguerra: los casos de Stuxnet y Anonymous” en Nueva Época. No.1. ISSN: 1988-2629.

Colle, R (2000) “Internet: un cuerpo enfermo y un campo de batalla” en Revista Latina de Comunicación Social, No.30. Recuperado de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2- 000qjn/91colle.htm

Fuchs, C (2014). “Anonymous: Hacktivism and Contemporary Politics” en Social media, Politics and the State. Recuperado de:  https://www.taylorfrancis.com/chapters/edit/10.4324/9781315764832-11/anonymous-hacktivism-contemporary-politics-christian-fuchs

Comesaña, A (2017). “El tratamiento jurídico del hacktivismo: ¿Una conducta criminal o una forma legítima de protesta y expresión?” en Universidad de San Andés - Departamento de Derecho. Recuperado de: https://repositorio.udesa.edu.ar/jspui/bitstream/10908/15620/1/%5BP%5D%5BW%5D%20T.%20G.%20Abo.%20Comesa%C3%B1a%2C%20Alejandro.pdf

Ramsbotham, O., Woodhouse,T., Miall, H. (1999). “Contemporary Conflict Resolution: The prevention, management and transformation of deadly conflicts”. Estados Unidos: Polity. Recuperado de: https://www.academia.edu/30736389/Contemporary_conflict_resolution

 

 

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