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Conflicto en Siria: Geopolítica, Religión, Economía y Energía

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Autora: Luz Marina Pineda Morales

Estudiante de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, miembro del grupo CERI - Universidad del Norte

El conflicto armado en Siria ha dejado una de las peores crisis humanitarias desde la Segunda Guerra Mundial, el cual ha perdurado en el tiempo desde la Primavera Árabe en 2011, que trajo consigo una ola de protestas sociales en Medio Oriente y que fue reprimida violentamente por el gobierno autoritario de Bashar Al Assad. Es un conflicto complejo con multiplicidad de actores internacionales, regionales, estatales y no estatales “metiendo mano” por la variedad de intereses (influencia geopolítica, económica y religiosa en la región, puntos de salida estratégicos, energía, etc) que rodean al territorio. En este contexto se generan varios interrogantes ¿Será posible un cambio de régimen? ¿Cuánto más podrá mantenerse este conflicto a lo largo del tiempo? ¿Ha perdido relevancia para occidente hacer una intervención?

Este texto pretende hacer un análisis del conflicto armado en Siria, desde una perspectiva de Relaciones Internacionales,  teniendo en cuenta variables: geopolíticas, religiosas, económicas y energéticas, y plantear posibles escenarios futuros para el conflicto basados en los interrogantes planteados anteriormente.

Antecedentes

Para poder tener un poco más claro el panorama es necesario hacer un recuento histórico de la región, y las consecuencias que se ven reflejadas hoy en Siria. Durante el imperio otomano y hasta la Primera Guerra Mundial el concepto de Estado-Nación no existía, ni tampoco lo hacían Siria, Jordania, Arabia Saudita, Irán, Israel, Líbano, Irak, Kuwait ni Palestina; en Medio Oriente solo existían clanes agrupados según las creencias religiosas y las etnias, separados por la geografía (Marshal y Lozano, 2015).

Estos Estados nacen luego del incumplimiento de los Acuerdos de Sykes-Picot por parte de Francia e Inglaterra luego de la caída del Imperio Otomano. Francia e Inglaterra utilizaron el Tratado de Versalles de 1919 como referente del Derecho Internacional, traicionaron las promesas a las los líderes de las tribus de concederles un Reino Arabe Unificado y trazaron líneas sobre el mapa de Medio Oriente para repartirse el territorio, forzando así a clanes y religiones oponentes a juntarse bajo un mismo territorio, terminado Siria sobre el mandato del gobierno Francés (Marshal y Lozano, 2015).

Ahora hacemos un salto a 1971 cuando Hafez Al Assad se posiciona como presidente sirio (con el ideal de construir ese Reino Arabe Unificado), cargo que conservó durante 30 años y luego de morir le sucedió a su hijo Bashar Al Assad. Cabe resaltar que Siria es un país en el que más del 70% de la población es musulmana y, como toda religión monoteista, se divide en distintas ramas, Sunitas y Chiitas para el caso Islam las cuales no se reconocen mutuamente como musulmanas; en este sentido, la casta política de los Al Assad es Chiita y representa solamente al 11% de la población, mientras que el 76% de la población se identifica como Sunita (The Global Economy, 2013). Es decir, el dirigente no representa a la mayoría de su población en una región donde la religión juega un papel clave a la hora de hacer política, sin contar que aunque la transición del poder de padre a hijo se dio a través de votaciones, estas no fueron transparentes ni tampoco la mayoría de los ciudadanos pudo votar.

Como se mencionó anteriormente, en 2011, luego de una década desde que Bashar Al Assad toma el poder, inicia desde Túnez, y se expande por Medio Oriente, una ola de protestas llamada “Primavera Arabe”, de la cual Siria no se vio exenta. La respuesta de Bashar Al Assad fue violenta y represiva, y así aparece el Ejército Libre Sirio, grupos terrorista, ejércitos del régimen de Bashar Al Assad, alianzas y contra alianzas que dieron inicio al conflicto armado que hoy cumple 10 años y que no se sabe cuánto tiempo se vaya a prolongar.

Conflicto Armado

Para este análisis utilizaremos el concepto Conflicto Armado con la definición que nos brinda La Escola de PAU de la Universidad Autónoma de Barcelona (Cañadas et al., 2005) “todo enfrentamiento protagonizado por grupos de diferente índole (tales como fuerzas militares regulares o irregulares, guerrillas, grupos armados de oposición, grupos paramilitares, o comunidades étnicas o religiosas que, utilizando armas u otras medidas de destrucción, provocan más de 100 víctimas en un año”.

Este es un concepto que se aplica para catalogar el conflicto sirio como conflicto armado ya que dentro de las víctimas humanitarias que ha provocado el conflicto sirio la ACNUR (2021) cuenta hasta marzo de 2021 6.7 millones de personas desplazadas internas, 6.6 millones de refugiados en el mundo, además, según la DW (2021) en estos 10 años van más de 400.000 muertos y 200.000 desaparecidos. Por otro lado, encontramos una diversidad de actores, sus conexiones y apoyos externos en lógicas de alianzas, lo que explica la duración del conflicto y el fracaso de todos los intentos de resolución, tanto como la decisión de los gobiernos occidentales de no intervenir, lo cuales se clasifican de la siguiente manera:

Internacionales.

Apoyan al régimen:

China, es principalmente proveedor de armas para el régimen, pero también tiene fuertes relaciones económicas con el mismo (AF Marketing, 2017).

Rusia, es aliado estratégico de Irán y del régimen, se ve beneficiado también por las riquezas energéticas del territorio (AF Marketing, 2017).

Irán, porque es de mayoría Chiita, en sus intereses está establecerse como hegemón y mantener su influencia en la región. Sin contar su fuertes lazos económicos.

En contra del Régimen:

EE. UU. durante el mandato de Obama y de Trump los intereses estadounidenses en Siria se basaban en la obtención de Petróleo y mantener su influencia en la región, pero recientemente Biden ha decidido seguir interviniendo en pro de la crisis humanitaria, “La primera de sus intenciones es evitar que Rusia y China, respaldos del Gobierno sirio en el Consejo de Seguridad de la ONU, consuman su plan para cerrar todos los puntos de accesos de alimentos y medicinas a zonas opositoras norteñas” (Hurtado, 2021)

Turquía se encuentra en un enfrentamiento tanto bélico como diplomático, debido a la posición que adquirió el gobierno turco en la guerra civil Siria, ya que a pesar de tener intereses distintos cuentan con ambiciones idénticas que se pueden observar desde la guerra civil, cuando Turquía proporcionaba material, apoyo y entrenamiento a grupos islamistas de la oposición como lo es el Ejército Libre Sirio contra el régimen de Assad; de la misma manera, el enfoque tanto político como militar que sostuvo Ankara del régimen de Asad, convirtió a los kurdos sirios en sus enemigos.

Arabia Saudita, al contrario de Irán, es una monarquía sunita, que también busca mantener su posición de influencia en la región y reducir la iraní, también es un aliado estratégico de los Estados Unidos
Israel, es aliado estratégico de Arabia Saudita y de Estados Unidos, se ve constantemente amenazado por Iran, Siria y el grupo yihadista libanés Hezbolá quienes no lo reconocen como Estado

La ONU.

La comunidad internacional se pregunta si la ONU será capaz de poner fin de manera pacífica al conflicto armado en Siria, pero lo cierto es que está constantemente atada de manos por Rusia y China utilizando su derecho al veto en el Consejo de Seguridad para detener cualquier resolución que sea de obligatorio cumplimiento y tenga dientes para el régimen sirio. Hasta el 2019 Rusia ha vetado 17 resoluciones sobre el conflicto en Siria, sobre todo las que castigan el uso de armas químicas durante el conflicto (Melamed, 2020).

Terroristas.

Estado Islámico o Daesh, una organización busca la consecución del Reino Arabe Unificado que les fue arrebatado por occidente con el Tratado de Versalles, y se consolidan en 2014 luego de la Primavera Arabe en Irak y Siria. Aunque han perdido protagonismo, tienen control de gran parte del territorio de ambos países y han contribuido en gran medida al número de víctimas humanitarias. Cabe resaltar que no se ven apoyados ni por el régimen Sirio ni por los países de oriente u occidente.

Hezbolá, es un grupo terrorista yihadista libanes que ha utilizado a través de los años el territorio Sirio para hacer ataques a el pueblo Israelí.

Kurdistán.

Aunque el gobierno de Irak concibe a la población kurda como terroristas, en este análisis los comprenderemos como una nación sin Estado. La mayor parte de su población se distribuye entre Turquía, Siria, Irak e Irán, sin embargo, su caso en Siria es particular porque tienen un “intento de Estado” llamado Rojiva al noreste del país, aquí el pueblo kurdo tiene control autónomo sobre el territorio. Se podría inferir que este pueblo persigue simplemente sus intereses de establecerse en un territorio más allá de verse influenciado por algún bando.

Nacionales.

El ejército militar del régimen sirio, protegen y mantienen de manera violenta al gobierno de Bashar Al Assad, es financiado y armamento por sus socios estratégicos (China, Rusia e Irán).

El ejército Libre Sirio, nace en respuesta a la represión de la dictadura de Bashar Al Assad en medio de las protestas y busca proteger a la sociedad civil, es principalmente respaldado en armas y financiación por países de occidente como Estados Unidos, algunos países europeos y Arabia Saudita (Mohorte, 2018).

La Sociedad Civil, generalmente no se considera un actor en el conflicto, pero lo cierto es que han sido las víctimas del fuego cruzado, la represión y los intereses políticos, económicos y religiosos de los actores anteriormente mencionados.

Esta dinámica de los actores refleja evidentemente sus intenciones de mantener el poder político, económico, religioso y energético y nos muestra también los residuos del mundo bilateral durante la guerra fría, pero ya no entre capitalismo y socialismo sino entre occidente y oriente. No solo es Irán el que utiliza los conflictos de otros países en la región para mantenerse en el poder y debilitar al enemigo, este es un actuar de la mayoría de los actores regionales, internacionales y terroristas involucrados; Arabia Saudita, siendo la otra cara de la moneda trabaja en conjunción de sus aliados occidentales. Siria se ha convertido en un escenario en el que las potencias foráneas velan por sus propios intereses. Los países árabes respaldan a la oposición, pero no todos a los mismo grupos: los saudíes y los cataríes, por ejemplo, rivalizan por ganar influencia, pero cada uno ayuda a bandos diferentes para conseguirlo.

El juego de la geopolítica, la energía y la religión en el conflicto

Debemos mantener en mente que Sira es muy atractivo para los actores regionales e internacionales por su posición geoestratégica y las riquezas de su territorio (como se puede ver en la Figura 1). Siria se encuentra en un punto central del Medio Oriente no solo tiene fronteras con Irak, Israel, Jordania, Líbano y Turquía, es decir, con los actores principales de la región; sino que también tiene un punto de salida estratégico al Mar Mediterraneo y una gran parte del río Eufrates.

Figura 1 - Mapa de Siria

La energía es otra de las razones que hacen a Siria llamativo, aunque se conoce que Siria no cuenta con grandes cantidades de recursos orientados a las reservas de petróleo, posee un territorio que ha sido apetecido por muchos ya que es rico en gases e hidrocarburos. Cabe reiterar que el hecho de que Siria tenga salida directa al Mar mediterraneo convierte al país en un punto estratégico y este privilegio le otorga el poder tener la última palabra al momento de decidir cuál de los proyectos de ruta de exportación de gas se llevará a cabo: Catar-Turquía-Siria o Irán, Irak y Siria (Alvarez, 2018).

Recordemos que Catar y Turquía son aliados y están en contra el régimen de Bashar Al Assad (que es el que hasta el momento puede tomar una decisión); por otra parte, tenemos a Irán e Irak, socios desde los inicios del régimen sirio, pero eso no es lo único, estos Estados son gobiernos chiitas no monárquicos, además, aliados de Rusia y China (Alvarez, 2018). Sin duda alguna una ruta estratégica de exportación de gas que conecte al Golfo Pérsico con el Mar Mediterraneo y que pase por Irak, Irán y Siria, sería desestabilizadora y cambiaría por completo la balanza de poder en la región, y le mandaría un mensaje directo a sus enemigos (Arabia Saudita, Israel, Estados Unidos, Turquía, etc).

Por lo tanto, para poder entender las distintas aristas del conflicto armado en Siria es necesario hacer referencia tanto al control como a la distribución de los hidrocarburos en el Medio Oriente, ya que debido a su posición geoestratégica ha hecho que sus conflictos debido a los intereses que esto implica sean codiciados por las grandes potencias, es por esto que si bien sabemos que Siria no cuenta con grandes cantidades en cuanto a las reservas de petróleo, posee un territorio que ha sido apetecido por muchos, porque además un puente de comunicación entre el Golfo Pérsico y el Mar mediterraneo hacen que sea un más fácil el envío de hidrocarburos al mercado europeo (Sayigh, 2014).

Por otro lado, las primeras exploraciones en busca de yacimientos de petróleo en Siria, se dieron en la segunda mitad del siglo XX pero las extracciones a gran escala se empezaron a finales de los 70 a base de la compañía petrolera Syrian Petroleum Company, donde se empezaron a descubrir nuevos pozos de petróleo; aun así, en comparación de otros lugares como lo es Emiratos Árabes que tienen reservas en mayores cantidades de petróleo, Siria cuenta con reservas que solamente pueden satisfacer su demanda interna, es ahora que nos preguntamos ¿por qué existen conflictos alrededor del petróleo cuando Siria no cuenta con tantas reservas del mismo?  

Lo que sucede es que, como ya se ha planteado, Siria se encuentra en un punto estratégico clave para la exportación de petróleo,  cuenta con 2.500 millones de barriles de crudo “frente a los 300.000 millones de barriles que atesora Arabia Saudí o los 150.000 de Irán e Irak” (Sanz, 2019), y aunque en comparación con los otros países no produce tanto petróleo, el control del mismo es simbólico desde una perspectiva política, mientras que desde una perspectiva económica la pérdida del dominio de los yacimientos ha impactado al régimen de Al Assad puesto a que su explotación representaba la cuarta parte de los ingresos de Damasco, y el cual es exportado principalmente a países como Rusia, China. En 2014 el Estado Islámico, debido a sus avances en el control del territorio sirio tomó gran parte del negocio petrolero en la región, del cual antes se beneficiaba principalmente el régimen de Bashar Al Assad. Más adelante, debido al debilitamiento del Estado Islámico es la población Kurda la que adquirió el dominio de los yacimientos de petróleo ubicados en la región de Raqa, como se puede ver en la Figura 2 (Sanz, 2019).

Imagen 2 - Campos de Petróleo y Gas en Siria (2019)

De esta misma forma, es importante recordar cómo este recurso energético afecta de manera directa el conflicto social que se vive en la región, ya que tras el levantamiento contra el régimen de Bashar al Assad, la Unión Europea impuso sanciones y entre ellas está la prohibición de la importación de  petróleo sirio. Esto efectivamente afectó de manera contundente la economía del petróleo en Siria haciendo que se proporcionará un caída económica debido a que, luego de Rusia y China, la mayoría de sus clientes potenciales eran miembros de la Unión Europea (Alvarez, 2018).

Conclusión

El conflicto sirio no se debe tratar de entender de manera desarticulada o simplista ya que, por el dinamismo que caracteriza a la región, las variables geopolíticas, religiosas y energéticas se complementan la una a la otra para darnos un panorama más amplio y completo de lo que es un conflicto tan complejo como el que Siria ha estado viviendo por diez años.

Los sectarismos religiosos, junto a una crisis de gobernabilidad y falta de representatividad ciudadana abrieron paso a unas serie de manifestaciones que se encontraron con una respuesta estatal represiva y con el surgimiento de grupos extremistas como el Estado Islámico. A esto se le suma la importante posición geográfica de Siria para las rutas de exportación de gases y petróleo, su riqueza en hidrocarburos y la busca de mantener un balance de poder en la región de Medio Oriente y tenemos la receta perfecta para un conflicto lleno de alianzas y contra alianzas regionales e internacionales que buscan poder “meter mano” y sacar lo más que puedan de él. Pero sobre todo, un conflicto con consecuencias humanitarias devastadoras.  

Llama la atención, pero no sorprende, que la crisis humanitaria y migratoria no es la preocupación protagonista de la mayoría de los actores interventores, sin embargo, durante la administración de Biden Estados Unidos volvió a poner el tema sobre la mesa mostrando la intención de querer presionar más para debilitar al gobierno de Bashar Al Assad; una intervención estadounidense que pretende contemplar más temas en la agenda sobre el conflicto sirio, no estaría necesariamente vinculado a motivaciones enérgicas, sino a mantener su influencia y contraponer la influencia Rusa sobre la región.

Se podría decir que el conflicto sirio no ha perdido importancia para occidente, pero ante todas las crisis que ha sufrido el mundo (pandemia por Covid-19, debilitamiento del Estado Islámico, toma de Afganistán por los Talibán, etc) en los últimos años sí es posible deducir que ha perdido prioridad. Y es que con el contexto actual no se puede ver una salida del régimen sirio a corto plazo y tampoco es probable que exista un solo ganador en caso tal de que acabe.

Hace unos años era más factible pensar en una salida pacífica de Bashar Al Assad del poder, pero hoy las posibilidades de que eso pase son mínimas, la ONU y la comunidad internacional sólo pueden intervenir, de manera legítima, directa y con dientes a través de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que solo se ve realizable en el caso en que Rusia y China decidan cambiar el enfoque de su política exterior en Oriente Medio, lo que, otra vez, no se ve muy probable en el corto o en el mediano plazo.
Es muy difícil hacer proyecciones ya que la región de Medio Oriente se caracteriza porque en cualquier momento cualquier cosa puede pasar y cambiar definitivamente la balanza de poder.

Referencias

Alvarez, O. (2018, agosto). El conflicto sirio y la distribución de hidrocarburos en Oriente Medio.

AF Marketing. (2017, 17 abril). Análisis de SIRIA de JANIEL DAVID MELAMED VISBAL - AF MARKETING, WWW.AFNOTICIAS.COM [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=-_oBqNwVoEA&ab_channel=HariBlanco

Cañadas et al., (2005, enero). Alerta 2005! Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz. La Escola de PAU.

Conflicto en Siria, geopolítica y crisis humanitaria. (2020, 17 septiembre). Diario Armenia. https://www.diarioarmenia.org.ar/conflicto-en-siria-geopolitica-y-crisis-humanitaria/

Hurtado, L. M. (2021, 29 marzo). Joe Biden vuelve a involucrar a Estados Unidos en la crisis de Siria. ELMUNDO. https://www.elmundo.es/internacional/2021/03/29/6061f1a8fc6c83fb758b459b.html

Marshall, T., y Lozano, A. (2015). Oriente Medio [Libro electrónico]. En Prisioneros de la geografía: Todo lo que hay que saber de política mundial a partir de diez mapas (PENINSULA) (Spanish Edition) (pp. 135–170). Ediciones Península.

Melamed, J. (2020). Conflicto armado en Siria (23.a ed.) [Libro electrónico]. Universidad del Norte.

Mohorte. (2018, 23 abril). Quién apoya a quién en Siria: guía rápida para entender la guerra siete años después. Magnet. https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/quien-apoya-a-quien-en-siria-guia-rapida-para-entender-la-guerra-siete-anos-despues

Refugiados, A. C. D. L. N. U. P. L. (2021). Emergencia en Siria. UNHCR. https://www.acnur.org/emergencia-en-siria.html

Sanz, J. (2019, 10 diciembre). Petróleo por territorios en Siria. El Pais. https://elpais.com/internacional/2019/12/09/actualidad/1575919898_140549.html

Sayigh, Y. (2014): “The War Over Syria's Gas Fields”, Carnegie Endowment for International Peace, June 8
The Global Economy. (2013). Porcentaje de musulmanes sunitas por pais. TheGlobalEconomy.Com. https://es.theglobaleconomy.com/rankings/sunni/

 

 

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