Blog

Muammar al-Gaddafi: el legado que marcó el devenir del pueblo libio

Muammar al-Gaddafi: el legado que marcó el devenir del pueblo libio

Autora: Valentina Acosta Zambrano
Contacto:
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Voluntaria RedIntercol, Universidad Externado de Colombia
 

Han pasado más de 20 años luego de derrocamiento del régimen y muerte de Muammar al-Gaddafi en Libia, que también ha dado inicio a las represalias de los vencedores conformando uno más de los conflictos latentes en la región de Medio Oriente. Existen distintas visiones y percepciones que pueden chocar o contraponerse alrededor de la figura del exdirigente libio, quien se hacía llamar el Guía de la Revolución. Pues si bien, los objetivos de política exterior de durante su gobierno permitieron a Libia instaurarse como líder económico y político en África, la violencia sistemática de derechos humanos y libertades civiles fueron determinantes para consolidarlo como un flagelo a la seguridad internacional.

La revolución del 1 de septiembre de 1969 en Libia, ubicado al norte del continente africano, fue clave para marcar el inicio de un nuevo modelo socialista, un cambio social, político y cultural dentro del territorio, orientado por el Hermano Líder y Guía de la Revolución, Muammar al-Gaddafi. La construcción del Estado libio, a partir del derrocamiento del rey Idris por el Movimiento de los Oficiales Libres, liderado por Gaddafi, dio fin al reinado de Libia y pasó a denominarse República Árabe Libia. El plan de gobierno de Gaddafi al llegar a ocupar el poder a la edad de 27 años inicia dictando nuevas políticas innovadoras.

Gaddafi aseveraba que la democracia contemporánea es solo una ilusión y una falsedad por parte de los partidos políticos, por lo tanto su propuesta de sistema político idóneo era la Jamahiriya o Estado de masas, que determinaba la implantación de una democracia directa en la que el poder residía en el pueblo. Esta idea la concretó con la publicación de El Libro Verde en 1977, en el que se identificaban sus planes de gobierno que venían marcados por reformas determinantes en todos los ámbitos de la sociedad con el fin de lograr dentro del territorio un ambiente de igualdad entre la población y la unidad nacional bajo unos objetivos socialistas y del nacionalismo árabe. Cabe aclarar que al implementarse políticas nacionalistas, se obstaculizó la intervención de países extranjeros dentro del territorio.

Con el objetivo de garantizar la estabilidad del régimen, consolidó una élite política compuesta por los miembros de su propia tribu llamada Gaddafa y luego fue tejiendo alianzas estratégicas con otras tribus en el territorio. De igual manera, momentáneamente logró hacerle frente al problema de tribalismo y la fragmentación social que enmarcaban el contexto libio, por medio de la capacidad que tenía de mantener unidos territorios con escasa vinculación previa entre sí, por medio del discurso político y con una serie de propuestas que favorecerían a toda la sociedad sin excepción (Soto, Bouajaj, Domínguez y Lecumberri, 2017).

En los años siguientes, el Guía de la Revolución nacionalizó la industria petrolera, especialmente las reservas petrolíferas cobraban importancia en este país africano, pues desde su descubrimiento en 1960 se dio un boom petrolero. Aunque, a pesar de que es considerado un país con una de las reservas más grandes de África, durante la monarquía del rey Idris los recursos obtenidos a partir de la exportación y las concesiones hechas a multinacionales no eran distribuidos en toda la población, lo que agudizaba aún más las condiciones socioeconómicas de la población.

Gaddafi logró cambiar el paradigma y dirigió el país bajo nuevo modelo de desarrollo económico y social con el uso de la renta petrolera, logró repartir las ganancias obtenidas  de la venta del crudo para así adelantar una agenda social en la que primaba el desarrollo humano de la sociedad libia. Construyó vías de comunicación, garantizó el acceso al agua, educación gratuita y amplió la atención en salud. La bonanza petrolera y la dinámica redistributiva entre la población, permitió grandes aportes a la infraestructura social del país.

De acuerdo con Changu (2015), las políticas descritas anteriormente “propiciaron una mejora sustancial en las condiciones de vida de los libios, pasando de ser en 1969 uno de los países más pobres de África a situarse, en 2011, a la cabeza del continente en cuanto a su Índice de Desarrollo Humano” (como se citó en Soto et. al, 2017, p. 52). Aunado a ello, gracias a la cúspide que alcanzo a partir de la implantación de una economía socialista, consiguió posicionarse al mismo nivel de algunos países europeos con en términos del PIB nominal.

Liderazgo africano

El gobierno de Gaddafi concentró sus esfuerzos por el bienestar de determinados países africanos y, también, fue parte fundamental para el desarrollo de diversos procesos políticos y económicos en la región. Por un lado, el 20 de agosto de 1970 “en el frente árabe, y en busca del eslogan de la unidad, Libia se unió con Siria y Egipto en un intento de unirse en el Federación de Repúblicas Árabes” (Hajjar, S. G.,1980, p. 184). Asimismo, en 1972 junto a Túnez, inició un proceso de unificación de una República Árabe Islámica, pero dicho proyecto solo duraría dos años. En este sentido, los anteriores propósitos idealistas de Libia se encaminaron con el fin de la creación de un gran Estado que agrupara a todas las naciones de mayoría árabe.

Gracias al auge económico que obtuvo por a la exportación del petróleo, logró apoyar económicamente a sus vecinos en el continente,

Gadhaffi pagó gran parte de la deuda externa de Burkina Faso, apoyó y financió movimientos nacionalistas en Sierra Leona y Liberia, auxilió a Zimbabwe durante la crisis de 1991, ayudó al Congreso Nacional Africano (CNA) y a su dirigente Nelson Mandela en la lucha contra el régimen del Apartheid (Delgado, J, 2008, p. 8).

Por otro lado, sus intereses internos por unificar una economía en términos socialistas lo llevaron a “allanar el camino para la Tercera Teoría Universal como una alternativa a las doctrinas comunistas y capitalistas” (Hajjar, S. G.,1980, p. 185). Por ende, consideraba un infortunio la intervención de países como, por ejemplo, Estados Unidos y Gran Bretaña  dentro de la región.

No todo fue prosperidad en los tiempos de Gaddafi

Mientras que se venía dando una consolidación del nuevo régimen, la manera en la que Gaddafi garantizaba su poder se basaba en la utilización de la ideología y la combinación de medios formales e informales de coacción. Es así como, se vino dando una oleada de agresiones a los derechos civiles y políticos de la ciudadanía, ya que las dinámicas que propuso Gaddafi para el sistema de gobierno no se materializaron en decisiones promovidas desde la sociedad por medio del Congreso General del Pueblo, por el contrario, las  prácticas formales se daban en los Comités revolucionarios que estaban al servicio de Gaddafi.

Este sector revolucionario, se encargaba de monitorear cualquier incitación de ideas contrarrevolucionarias o de revueltas contra el régimen actual y trataba de contenerlas. Por todo esto, un contexto caracterizado por el control de la información, los medios de comunicación, la censura y el control de las expresiones de la disidencia empezó a caracterizar la realidad libia. La estructura de poder sólo era efectiva en aquellos momentos de bonanza petrolera, debido a que mientras empezaron a aparecer deficiencias económicas, fue haciéndose presente “una creciente desconexión entre la retórica del discurso oficial – fundamentado en la defensa del “poder del pueblo” – y la preeminencia real de mecanismos informales de poder” (Soto et. al, 2017, p. 51).

En cuanto al conjunto de revoluciones enmarcadas en Medio Oriente y Norte de África a lo largo de 2011, cabe resaltar que el pueblo libio también salió a las calles a manifestar su descontento con el gobierno de abusos y represión, pero fueron reprimidos con medidas severas y hasta letales. Las cuatro décadas de Gaddafi fueron suficientes para dar cuenta de una normalización de continuas violaciones de derechos humanos, de torturas, desapariciones, detenciones arbitrarias y duras represiones. Él luchó para mantenerse en el poder mientras que declaró una guerra contra los enemigos de la revolución libia.

Apoyo a las guerrillas: método para extender su postura

En el proceso de antimperialismo que emprendió Libia desde el posicionamiento de Gaddafi en el poder, se iniciaron procesos de aislamiento con las potencias mundiales que se habían establecido en el territorio años atrás. Pues el nacionalismo creciente y la implementación del modelo de autogestión económica repudiaban que un poder alternativo. Ante el nacionalismo determinante por su acogimiento del estilo ideal de gobierno declarado "Jamahiriya" en el Libro Verde. Libia fue líder en procesos revolucionarios, pues fortaleció y financió grupos de oposición en la región africana.

Libia fue el principal financista de grupos revolucionarios, esto permitió luchas civiles dentro de países extranjeros. Por ejemplo, en los años 80 gracias al comercio de armas con Ejército Republicano Irlandés, dio cabida a una lucha devastadora en Irlanda del Norte. Sus alcances llegaron a América Latina, con el financiamiento de grupos como, el M-19 en Colombia y el Tupac Amaru en Perú, dotándolos de armas y conocimiento en estrategias militares (Delgado, J., 2008).

Roces con la comunidad internacional

Los actos indiscriminados del exdirigente libio contra civiles de su país y de diferentes nacionalidades tomaron un lugar puntual en el norte de África, Medio Oriente y en ocasiones en territorio de las potencias económicas a nivel mundial. Gaddafi tuvo enfrentamientos directos con la milicia de Estados Unidos, tras un altercado en aguas internacionales. El humanitarismo selectivo del Consejo de Seguridad condenó el uso de la fuerza coercitiva como primer recurso que optaron las milicias de Libia y los medios empleados que generaron solo algunos de estos problemas (Malito, D., s.f).

En este sentido, países del hemisferio occidental declaron actuaciones directas contra el gobierno libio con el pretexto de evitar futuros ataques. Los rumores del liderazgo de Gaddafi sobre los grupos revolucionarios extremistas, lo posicionaron como un violador de derechos humanos y como foco de diversas medidas para derrocar a este mandatario.

Las medidas que optó Estados Unidos, primeramente, fueron económicas al congelar el dinero libio que se encontraba en sus bancos. Además, proclamó sanciones legales sobre los países que mantengan relaciones con el país promotor de varios crímenes de lesa humanidad cometidos por todo el mundo. Desde la ONU, los países miembros orientaron represalias que excluían de la pantalla internacional a Libia. Estos hechos generaron la caída de su economía y forjaron un camino hacia una recesión profunda

Entonces, la “ausencia de instituciones democráticas explica las violaciones humanitarias y la exportación de democracia constituye una causa justa” (Malito, D., s.f., p. 5) para la intervención de Estados Unidos en la situación que estaba viviendo Libia para el 2011. Hecho motivado por la supresión de las protestas que se dieron contra el régimen, que dejo una alta cifra de muertes y un mayor deterioro de la legitimidad del gobierno. En tanto, en aras de la responsabilidad de proteger, bajo la dirección de Naciones Unidas en 2011, se llevó a cabo intervenciones, sanciones y, también, se autorizó el empleo de la fuerza contra las fuerzas armadas del gobierno libio.

Todo lo anterior, estuvo respaldado jurídicamente con la Resolución 1973 del mismo año, que se motivó ante la grave y sistemática violación de los derechos humanos, la escalada de la violencia y el elevado número de victimas civiles. La intervención estuvo liderada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que durante el cumplimento de sus funciones, algunas posiblemente estuvieron marcadas por una dudosa legalidad de acuerdo con la norma internacional. Todo esto debido a que hubo una posible extralimitación o hasta una violación de párrafo 4 de la resolución 1973, en el cual se autorizó a los Estados Miembros a que adopten todas las medidas que fueran necesarias para cesar la violación de los derechos de los libios, en medio de esto se dio la aparición de posibles excesos de la autoridad la adopción de medidas militares, esto pudo configurarse como un impedimento en la implementación de la doctrina de la responsabilidad de proteger que fue autorizada por el sistema de seguridad multilateral.

La dura realidad para los libios

Tras la muerte de Muammar al-Gaddafi, a causa del trabajo conjunto entre la OTAN y fuerzas islamistas para eliminarlo, la situación socioeconómica y de seguridad no ha mejorado con el tiempo. Se tenía un alto grado de fe que el devenir de este país prosperara a partir del derrocamiento del dictador. Pero todo lo que se presencia en la actualidad no es alentador para los libios ni para sus vecinos, principalmente europeos y africanos, que ven en este contexto un escollo también para su seguridad tras la aparición espacio sin gobierno en Libia y un país inundado de armas que permite el fortalecimiento de grupos terroristas.

La Libia post Gaddafi está marcada por una inestabilidad generalizada en todos los sectores de la sociedad por el conflicto abierto, de manera que se logra atomizar el poder y el dominio en manos de diversas milicias que pugnan por el poder y frustran la posibilidad de una transición democrática. En palabras de Gil, Lorca y James (2015) “Ha habido instigación externa en la actual segunda guerra civil libia del siglo XXI, sin duda. Con actores del mundo musulmán ahora, a diferencia de la I contienda, que se auspicio bajo la ONU” (p. 3).

Finalmente, lejos de mostrar señales de un pronto cese conflictos, Libia en los últimos años ha estado sumergida en  una guerra fatídica que ha destruido el país y, en mayor medida, a la población civil. De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (2020), se estima la alarmante cifra de 355.672 personas desplazadas internamente en Libia para 2019 como efecto del conflicto armado interno. Por su parte, Amnistía Internacional asevera que las autoridades libias son aquellas que “promueven y legitiman a líderes de milicias que son responsables de atroces abusos en lugar de garantizar la rendición de cuentas y la reparación por las violaciones de derechos cometidas tanto después de la caída de Gadafi como durante su régimen” (2021, párr. 1). La rendición de cuentas debería ser un elemento central del proceso político en Libia para garantizar una transición a la paz y la prosperidad, respaldada a su vez por la comunidad internacional.

Si bien, la intervención extranjera interfirió en el camino histórico de este país africano, la idea de Estado tiene sus cimientos en el pensamiento y la cultura de su gente. Pues, en Medina (2021), Ahmad al-Bujari una ciudadana de origen libio reflexiona que “posterior a la caída de Gaddafi, entramos a una guerra civil porque aprendimos que en realidad tenemos muchos “Gaddafis” entre nosotros”(párr. 12), que tal vez puede estar arraigado en la cultura a causa del legado de Muammar al-Gaddafi.

Bibliografía

Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados(2020). Tendencias globales: desplazamiento dorzado en 2019. Recuperado de https://www.acnur.org/5eeaf5664.pdf

Amnistía Internacional (2021). Libia: Diez años después del levantamiento, las milicias abusivas eluden la justicia y obtienen beneficios. Recuperado de https://www.amnesty.org/es/latest/press-release/2021/02/libya-ten-years-after-uprising-abusive-militias-evade-justice-and-instead-reap-rewards/

Curtis, M. (2019). How the West's war in Libya has spurred terrorism in 14 countries. Middle East Eye. Recuperado de https://www.middleeasteye.net/opinion/how-wests-war-libya-has-spurred-terrorism-14-countries

Delgado, J. (2008). Reinserción de Libia en el Sistema Internacional. Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo.

Gil, Lorca y James (2015). Cinco años despues, ¿el origen del gran caos?: el peligroso paralelo de Libia y Yemen. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado https://www.ieee.es/en/Galerias/fichero/docs_opinion/2015/DIEEEO128-2015_PeligrosoParalelo_Libia-Yemen_Fuensanta-Lorca-Ariel.pdf

Hajjar, S. G. (1980). The Journal of Modern African Studies. The Jamahiriya Experiment in Libya: Qadhafi and Roussean. Vol. (18). pp. 81-200. http://www.ceid.edu.ar/biblioteca/2008/jeronimo_delgado_caicebo_reinsercion_de_libia.pdf

Malito, D. (s.f). Bringing morality back into strategy: The responsability to Protect and Regime Change in Libya. South Africa: University of Cape Town.

Medina, F. (2021). Libia y la revolución del 17 de febrero. El Espectador. Recuperado de https://www.elespectador.com/mundo/mas-paises/libia-y-la-revolucion-del-17-de-febrero-article/

Soto, Bouajaj, Domínguez y Lecumberri (2017). La distribución del poder en la Libia post Gadafi: un análisis desde la Sociología del poder. Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, 23, 47‐75. Recuperado de https://revistas.uam.es/reim/article/view/9073/9324

Universidad Autónoma de Madrid. (1980). El Libro verde: Coloquio Internacional sobre el Pensamiento de Muammar Al Gaddafi. Madrid, España: Markaz International

 

Deja un comentario

Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.

Log in

CPR Certification Institute
homepage